miércoles, 11 de julio de 2012


LA GRATITUD

2 Reyes 5: 1-11
Son muchas las cosas que pueden apartarnos de seguir a Dios y ver en nuestras vidas reflejado su Poder y Su amor, son muchas las razones que pueden hacernos perder nuestro primer amor: esa relación profunda y constante con Dios que nos activa e impulsa a continuar, por eso,  me gusta oír la historia de Naamán, el leproso.
Naamán no pertenecía al pueblo judío, es decir, que para los tiempos del Antiguo Testamento, él era considerado un “impío” un extranjero, alguien que no conocía al Dios, verdadero, para quien no hay nada imposible.
Y sin embargo….
Cuando Naamán oyó por la boca de una muchachita que servía en su casa, de un profeta que sí conocía a Dios y que por esa relación con Él podía sanarle de su lepra, se preparó para recibir su restauración…¿por qué digo que se preparó? Porque llevó regalos para el profeta, no fue con las manos vacías a la tierra de Eliseo, creyó que podía ser sanado, y su fe le alcanzó para su sanidad y  aún para ser nombrado por nuestro Señor Jesucristo.
En su camino a  recibir la sanidad, encontró muchos tropiezos, pero el perseveró, decidió creer y tuvo que dejar caer muchas capas de orgullo para que pudiera verse su carácter. Este hombre fue un gran líder, a quien Dios concedió grandeza y salud y  hasta el día de hoy su historia nos recuerda que no siempre Dios va  a hacer las cosas como nosotros esperamos, pero que sin lugar a dudas, la fe es imprescindible para recibir lo que Dios nos ha prometido.
Naamán creyó desde el primer momento que recibiría sanidad y pensó en agradecer por esa restauración, él se preparó y llevó muchos regalos y creo que fue esa actitud; ese corazón agradecido lo que le permitió recibir su sanidad. Mantuvo su confianza  desde que decidió ir a buscar su rehabilitación llevando todos esos regalos,  y la respuesta de nuestro Dios ya estaba esperándolo.
No dejemos que el rencor, el dolor, o los ires y venires de estos tiempos nos impidan tener un corazón agradecido, que cuando Dios nos vea lo primero que brille delante de  Sus ojos sea nuestra gratitud, porque todo lo bueno que tenemos en nuestra vida viene de Él y preparémonos como lo hizo este general. No olvidemos que Él nos ama y quiere lo mejor para nosotros.

Susana Lamada

No hay comentarios:

Publicar un comentario