LA GRATITUD
2 Reyes 5: 1-11
Son muchas las cosas
que pueden apartarnos de seguir a Dios y ver en nuestras vidas reflejado su
Poder y Su amor, son muchas las razones que pueden hacernos perder nuestro
primer amor: esa relación profunda y constante con Dios que nos activa e
impulsa a continuar, por eso, me gusta
oír la historia de Naamán, el leproso.
Naamán no pertenecía
al pueblo judío, es decir, que para los tiempos del Antiguo Testamento, él era
considerado un “impío” un extranjero, alguien que no conocía al Dios,
verdadero, para quien no hay nada imposible.
Y sin embargo….
Cuando Naamán oyó por
la boca de una muchachita que servía en su casa, de un profeta que sí conocía a
Dios y que por esa relación con Él podía sanarle de su lepra, se preparó para
recibir su restauración…¿por qué digo que se preparó? Porque llevó regalos para
el profeta, no fue con las manos vacías a la tierra de Eliseo, creyó que podía
ser sanado, y su fe le alcanzó para su sanidad y aún para ser nombrado por nuestro Señor Jesucristo.
En su camino a recibir la sanidad, encontró muchos
tropiezos, pero el perseveró, decidió creer y tuvo que dejar caer muchas capas
de orgullo para que pudiera verse su carácter. Este hombre fue un gran líder, a
quien Dios concedió grandeza y salud y
hasta el día de hoy su historia nos recuerda que no siempre Dios va a hacer las
cosas como nosotros esperamos, pero que sin lugar a dudas, la fe es
imprescindible para recibir lo que Dios nos ha prometido.
Naamán creyó desde el
primer momento que recibiría sanidad y pensó en agradecer por esa restauración,
él se preparó y llevó muchos regalos y creo que fue esa actitud; ese corazón
agradecido lo que le permitió recibir su sanidad. Mantuvo su confianza desde que decidió ir a buscar su rehabilitación
llevando todos esos regalos, y la
respuesta de nuestro Dios ya estaba esperándolo.
No dejemos que el
rencor, el dolor, o los ires y venires de estos tiempos nos impidan tener un
corazón agradecido, que cuando Dios nos vea lo primero que brille delante
de Sus ojos sea nuestra gratitud, porque
todo lo bueno que tenemos en nuestra vida viene de Él y preparémonos como lo
hizo este general. No olvidemos que Él nos ama y quiere lo mejor para nosotros.
Susana Lamada